Buen día¡¡, por decir algo, respondió Elizabeth, al tiempo que dejaba sobre el endeble perchero su empapada gabardina, encima con esta “mañanita”, lo que he tardado en llegar, casi no me queda tiempo para preparar la charla del tiempito, respondió el saludo, a Pedro, se dejo caer en la silla, encendió el PC y miró su reloj.
Pedro, cariño, sabes que no tengo ni 45 minutos para preparar mi noticiero, se lindo y hazme un favorcito, ya sabes mi brebaje matinal, té con una raya de azúcar, es que voy apuradísima de tiempo, hizo su mejor sonrisa.
Vale Eli, ya te lo traigo, raudo y veloz, pero lo apunto en la lista y algún día me lo pagas en especie, ¡ bonita ¡.
Si, si, cielito, cuando tú quieras y de paso me fregas la casa, me haces la colada, sacas a Teo, etc., etc., contesto en automático ensimismada ya en la pantalla de su ordenador.
Aquí tienes tu agüita caliente, depositó Pedro un vaso de plástico en la periferia de Elizabeth, y ¡Sorpresa¡, paso por delante de sus ojos una carta, admirador secreto para la “Bella Señora del Tiempo”, sinceramente, comento Pedro, me extraña que no recibas sacos de cartas, porque hay que ver como esta mi argentina favorita.
Elizabeth devolvió una pícara mirada a Pedro, no me seas pendejo y dejame trabajar o crees que todos son tan salidos como vos?, dijo mientras tomaba la carta con sus menudos dedos, la miró de soslayo y la dejó sobre la mesa. Pues vaya admirador no sabe ni escribir, este no me retira de madrugar, murmuro, retorno a su trabajo.
Termino de esquematizar, memorizar los datos de nubosidad, lluvias, temperaturas, corrientes y demás, faltaban escasos 20 minutos para comenzar su espacio, estaría apoyada, eso si, por el oculto “mini auricular”, gracias a esta “ayuda” y fundamentalmente por su físico conseguía tener un programa de éxito, pero aún no sabia, salvo para madrugar y pagar las facturas, para que le servía este.
La mañana no era para tirar cohetes, llevaba corriendo desde que se levanto a sacar a Teo, alistar la casa, el transporte publico, se había empapado, llovía desde ayer y las perspectivas para hoy no eran mejores, pero al menos, mientras apuraba el último sorbo de la infusión se relajó, ya controlaba su tiempo, respiro hondo, y su vista recalo en el sobre. Lo tomo, en lugar de botarlo a la papelera como había sido su primera intención, lo abrió, había una hoja de cuaderno escolar, arrugada y muy doblada, la letra era la misma del sobre y sin duda era de un niño.
Elizabeth, nunca sabría el motivo, pero comenzó a leer el folio rayado:
Bellísima y Buenísima Señora del Tiempo:
Me llamo Paloma y tengo casi 6 años, Cuando te veo todos los días, mientras me bebo la leche con Nesquik del desayuno, repartir el sol, la lluvia, los vientos, entre todos los pueblos y regiones, para que todos tengan de todo, y como eres tan, tan, buena se me ha ocurrido pedirte un favor muy, muy importante, y que no es para mi, pero que me pondría muy muy contenta. Te cuento queridísima señora del tiempo: Mi hermano pequeñito, que todavía no tiene ni tres años y se llama Daniel, desde que lo tuvo mi mama ha estado muy muy malito y siempre en un hospital, cuando nació, en una incubadora, luego operado y siempre con muchos cables y tubos, siempre que he ido a verlo no he podido jugar con el, ni casi tocarlo, pero ya esta mucho mejor y nos han dicho los doctores que el miércoles de la semana que viene que es día 23, nos lo podremos llevar a casa, y todos estamos muy muy contentos y yo le he prometido que el día que salga vamos a ir a un parque a jugar con la tierra y a pisar la hierba, a enseñarle como son las hojas de los árboles, y como huelen todas las cosas que hay por la calle. Por eso tu que eres tan tan buena si pudieras poner sol y calorcito, no mucho pues Dani tiene que tener mucho mimo, como dicen mama y papa, yo podría estar con mi hermanito en el parque y enseñarle todas esas cosas que no conoce todavía y así el estará feliz y todos nosotros también.
Muchas, muchas gracias, y muchos besos de Palomita, que te quiere mucho.
Se me olvidaba que haga bueno a las 10 de la mañana, que es cuando sale mi hermanito.
La había leído, o mejor traducido pues era una letra poco inteligible, de un tirón, notó en algunos momento que una emoción la llenaba, volvió a sentir un olvidado “nudo en la garganta”, recordando pasadas vivencias que con su poso de tristeza y amargor tanto la habían acercado a la pequeña Paloma, la firma si se entendía bien.
Miro al calendario, era día 23 miércoles y no había parado de llover en toda la noche. Pobres bebes, vaya cagada de día y de ilusión¡¡, murmuro.
Sufrió al comprender que había olvidado las más simples alegrías de la existencia como es contemplar la naturaleza, meciéndose en ella dejando pasar el tiempo. Se ruborizo y tuvo que contener su emoción por no poder hacer feliz a aquellos niños a los que la vida ya había marcado con dureza, de alguna manera se merecían esa ingenua compensación. Apretó los puños hasta clavarse las uñas, impotencia, rabia, dolor, pena, sintió el deseo, ya que no podía hacer otra cosa de estar con esos niños, fundidos en un abrazo para poder llorar juntos por las pasadas penas, por las futuras alegrías, pues aunque hoy cayeran “chuzos de punta” ya habría otros días, por fuerza tendría que haberlos, mejores en sus vidas.
Eli, despierta bella durmiente, irrumpió Pedro, en 3 minutos estas en el aire, olvídate de pasar por maquillaje, y corre que el realizador no ha chingado esta noche y quiere comerse a algún incauto.
Elizabeth volvió de su ensimismamiento, saco el espejo de mano de un cajón de la mesa, se repaso suavemente el peinado, hizo un tour de su encantador rostro, si mi boca es grande, se repitió mentalmente, gesticuló e hizo pequeñas muecas tratando de alegrar el gesto hasta que lo consiguió.
Bueno mi “gaucha”, ya estas bien, que tenias una cara para dar el obituario, aunque no te lo quise decir antes, vamos corre que no llegas, estas preciosa, como siempre, así que tranquila y a por ellos que solo son unos dos millones, según la encuesta de audiencia, aclaró tranquilizador Pedro.
Gracias corazón, musito con dulzura a Pedro, y salio corriendo camino del estudio, ¡la pucha¡, bufo, y encima este tiempito. Mientras repasaba mentalmente las informaciones del tiempo y se alisaba el vestido, mirando la corrección de sus zapatos, no pudo evitar tener una imagen de la tierna niña que había creado su imaginación, aceleró el paso y al pasar por delante de un enorme y panorámico ventanal, que hay camino del estudio 3, tuvo que cerrar los ojos por el resplandor del sol que con un brillo cegador rompía un cielo azul brillante sin limites. ¡Gracias¡ GRITO¡¡, una lagrima lucho por brotar de sus parpados, se sintió mas ligera, de hecho era etérea cuando entro en el estudio radiante y feliz, con sus ojos especialmente pícaros y encantadores.
¡¡Buen día¡¡ son las 8:38 y si queres saber el tiempo para esta mañana. . . . . . , comenzó sus noticias La Chica del Tiempo, con su dulce y musical acento argentino.
El parte meteorológico de aquel día, fue el más alegre, dinámico y divertido que nunca había dado Elizabeth, la chica del tiempo matinal, pero lamentablemente no tenía nada que ver con el tiempo de aquel día en la ciudad.
Todos coincidieron, en la belleza excepcional, el miércoles 23, de la presentadora. Lo malo es que dejo de presentar el informativo del tiempo. Estuvo una temporada aparcada, hasta que recaló en un programa infantil, por las tardes, donde ha conocido a Paloma y a su hermano Daniel, juntos conocen todos los árboles, plantas y sus hojas les encante el olor a tierra húmeda y a otoño.
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