He llamado al 092. Serían las cuatro de la mañana de hoy, cinco de octubre, y la conversación ha sido más o menos así:
Voz: _Diga.
Yo: _ ¿Policía?
Voz: _ Si, dígame.
Yo: _ Hay unas personas en los jardines con linternas. Tienen toda la pinta de estar robando.
Voz: _ Dígame la dirección.
Se la digo.
Voz: _ ¿Se puede acceder?
Yo: _ Saltando, bueno, se cierra con llave pero a veces puede que se haya quedado abierto…
Voz: _Vale, voy a mandar una patrulla a ver si ven algo.
Me vuelvo a asomar desde la ventana superior de mi adosado y allí veo las linternas a tres o cuatro casas de la mía que vuelven, lentamente, saltando de jardín en jardín.
Ya hace casi media hora que oí ruido en mi parcelita y al asomarme, vi como alguien desde el jardín del vecino alumbraba al mío mientras susurraba: “fuera, fuera.” Yo no he visto a nadie y entre sueños me he vuelto a acostar pensando que mi vecino era “rarito.” Al rato en el duermevela ha sido cuando he caído en que tenían que ser “chorizos” y me he vuelto a asomar. Al ver las luces en otra propiedad cercana a la mía, no me ha quedado duda y he hecho lo que se aconseja: Llamar a la policía según he relatado líneas arriba.
Ahora, suena mi teléfono y la voz de antes me dice: _ Esa calle no existe.
Le repito la dirección y me pregunta el piso.
Le digo que es un adosado, es una calle de adosados. Me pide disculpas y que ya manda la patrulla.
Mi mujer que se ha despertado al oír la llamada, se pone rápidamente al corriente.
Al rato, los supuestos “chorizos” han vuelto a mi jardín. Procuramos no hacer nada que pueda alertarlos para ver si llega la policía y los pilla.
Pasados varios minutos, encendemos la luz del jardín y al poco se oye el ruido de la verja comunitaria al cerrarse.
_ Será la policía, le digo a mi mujer.
Unos minutos más y no pasa nada.
Cerramos a cal y canto y me voy a correr como cada mañana.
En la calle, nada ni nadie. Ni cacos, ni policías, ni el cristo que lo fundo.
Me digo que como hay anunciada huelga para hoy, puede que los “polis” estén vigilando los colegios para que no vayan los sindicalistas liberados a atentar contra la libertad de los esquiroles poniendo silicona en las cerraduras.
También puede ser que el ayuntamiento este ahorrando dinero en gasóleo.
Y ¿los cacos? qué necesitados y qué chapuceros, volviendo sobre sus pasos, cuchicheando…
Y ¿Yo? ¿Qué les digo mañana a los vecinos? ¿Que no me he puesto a dar voces para ver si los pillaba la policía? ¿Y si mientras tanto han desvalijado a alguno?
Moraleja, Si me vuelve a pasar, NO llamar al 092.
Siempre puedo dirigirme amablemente a los ladrones, por ejemplo así: Señores, que les he echado el ojo y no me gustaría tener que tomar medidas drásticas, así que hagan el favor de marcharse por donde han venido.
Claro que aún me queda probar con la Guardia Civil – Teléfono 062.
Pako Galán
1 comentario:
Eso se puede solucionar poniendo un letrero que diga:Peligro hurraca imprevisible.
En inglés y otro idioma,donde se presuponga el origen de las bandas de estos trasnochadores.
Como eso va a resultar una cosa curiosa,a lo mejor llega Teleaguirre y te entrevistan,de que a partir de poner ese letrero,ni el más temerario asalta adosado se le ha ocurrido entrar en tu propiedad.
Como a la locutora y a todo el mundo le va a caer surrealista el somero aviso,para sacarlo de la duda que le suscite eso de hurraca imprevisible,le dices que en caso de entrar alguien,la hurraca grazna despierta a un doberman que le pone el culo con 56 puntos en cada glúteo,y rematas eso:Quien avisa no es traidor oiga.
Y no entran por culpa de la chivata avecilla.
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