INVISIBLES
Solitarios, marginados, excluidos, como quieras.
Están ahí, tumbados en aceras.
Almas callejeras que saltan las barreras.
Pero a veces son enormes y no existe manera.
Es un camino, duro y doloroso.
Un agujero tan profundo como un foso.
Son situaciones amargas de la vida.
Ostias que te llueven, puntapiés en la barriga.
Escucha amiga, oye mira no desprecies a ese hombre.
Su ropa sucia no es sinónimo de pobre.
Mira más adentro la riqueza que se esconde.
Se cierran puertas y tú pones barrotes.
Eran banqueros, o funcionarios.
Eran chavales que fumaban en el barrio.
Eran inmigrantes en busca de trabajo.
Eran señores que curraron a destajo.
Pasas por su lado y lo haces con desprecio.
Se siente solo, el cariño ya es añejo.
Peor sería si no fuera por su perro.
En las noches más oscuras él sin duda es un destello.
Un día y otro en busca de un empleo.
Un día y otro en busca de un aseo.
Se acicala como puede, también se corta el pelo.
De nada sirve, en entrevistas no da el pego.
Se siente solo, se siente hundido.
Reflejos en cristales solo muestran a un mendigo.
El perfume de las calles, emana de su cuerpo.
Y actúa de muralla entre él y el mundo entero.
Lo último que escribo es esta reflexión.
Piensa bien quién es él, no lo juzgues, no está bien.
Actuando como actúas, te digo al cien por cien.
Que tu traje de Versace te hace más pobre que él.
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